Por Jorge Bonica Sierra.-
La historieta de la construcción de las dos barcazas patrulleras en el astillero Cardama tiene un olor a podrido que apesta. El ex ministro de defensa Javier García saltó como pelota a los 10 minutos que el presidente Orsi hizo la ya famosa conferencia.
Cuando García escuchó que «Iniciamos el proceso para…», dio un salto mortal y comenzó la desesperada defensa del contrato.
Lo curioso que consultado si no se dio cuenta que la garantía era totalmente trucha, García dijo que él ya no estaba como ministro, responsabilizando a Armando Castaingdebat, que lo sustituyó para que García realice la campaña electoral.
Pero Armando asegura que él no hizo absolutamente nada, que estaba todo ya concretado cuando asumió el cargo. ¿Quién miente?
Seguramente los dos, hay gato encerrado y por eso tanto nerviosismo de parte del senador Javier García.
Alguien sabía perfectamente que esa garantía era trucha, y ahora en la justicia tendrán que aclarar esto que a simple viste es muy tubio.
Cuando escuchó la palabra «rescindir«, entró en pánico y lo único que hace es pedir entrevistas en los informativos y a todos los programas de televisión.
Quiere hacer creer, que en realidad lo que le interesa es que no nos roben el pescado en aguas uruguayas. Hace 40 años que hablan de eso, pero nunca hicieron absolutamente nada, pero ahora están muy preocupados por que el negocio con Cardama no se rompa.
¿Es para sospechar verdad?
Lo cierto que esa garantía es lo más trucha que hemos visto, y el negocio se hizo y se firmó apurados antes que termine el período pasado, seguramente para cumplir con la palabra empeñada por el ejecutivo presidido por Luis Lacalle Pou.
Incluso el ex presidente apareció en escena abruptamente para increpar a Orsi por la decisión de empezar a hacer los trámites para rescindir el contrato.
¿Habrá intereses turbios que no vemos aún?
¿Las coimas no se devuelven no?
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